miércoles, 27 de julio de 2016

La contaminación, también afecta nuestra piel

Son muchos los agentes externos que pueden alterar la apariencia de nuestra piel, deteriorando la dermis. 
El estrés, los rayos nocivos del sol o la falta de sueño son sólo algunos de los factores que pasan factura a nuestra piel. Sin embargo, hoy en día, encontramos otro problema de gravedad: la contaminación. 

La emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera supone un gran riesgo para nuestro medio natural, pero también para nuestra salud.

 Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertan sobre los riesgos de este problema de cara a sufrir un accidente cerebrovascular, tumores de pulmón u otro tipo de problemas respiratorios. En los últimos años, se han desarrollado diferentes estudios científicos para determinar la relación entre el aire contaminado y su incidencia en nuestra piel.

Una de las investigaciones más importantes en esta materia, ha sido desarrollada por ocho entidades internacionales, entre las que se encuentran organismos de China, Estados Unidos o Alemania. 
Los resultados de la misma han sido determinantes para sacar a la luz la relación que existe entre la polución y la aparición de lentigos, pequeñas manchas oscuras en la piel. Además, otro estudio realizado por el Instituto de Salud Pública francés (InVS) señala que la contaminación puede causar alteraciones en nuestra piel, como la aparición de erupciones cutáneas.

De lo que no cabe duda, es que la polución seca y deshidrata la piel, dándole una apariencia más rugosa. En otras palabras, contribuye al envejecimiento prematuro de la piel. Los radicales libres, que desencadenan tanto la contaminación como los rayos solares, alteran la capacidad regenerativa de las células de la piel.

 Desde Clínica City Bell queremos darte algunos consejos para cuidar tu piel y evitar que los agentes externos la dañen.
  • Higiene: Es una cuestión fundamental para eliminar las impurezas de la piel, ayudándole a descansar y a regenerarse. De hecho es recomendable lavarse la cara al menos dos veces al día, por la mañana y por la noche. Precisamente, mientras dormimos la piel se recupera, por lo que es necesario limpiarla e hidratarla para que desarrolle su función mientras nosotros descansamos.
  • Cosmética: Existen productos con vitamina C, que resulta muy adecuada para combatir los radicales libres de la piel. Sin embargo, su elección puede resultar compleja. La mejor opción siempre será consultar con el dermatólogo para que analice nuestro tipo de piel y nos recomiende algún producto específico para nosotros.
  • Alimentación: Hidratarse es fundamental y debemos hacerlo tanto por dentro como por fuera. Cuidar nuestra alimentación se vuelve una cuestión fundamental para mantener nuestra piel en el mejor estado posible, aportándole todos los nutrientes necesarios y haciendo hincapié en los alimentos antioxidantes.

¿Qué tanto ejercicio necesito?

Antes que nada, debes hablar con tu médico acerca de cuánto ejercicio es adecuado para vos. Una buena meta para mucha gente es trabajar hasta alcanzar 5 veces a la semana, durante 30 a 60 minutos cada vez. Sin embargo, recordá que el ejercicio tiene tantos beneficios que cualquier cantidad es mejor que nada.

Incorporá el ejercicio "a escondidas" en tu día

– Usá las escaleras en vez del elevador.
– Andá a caminar durante tu descanso para tomar un café o durante tu almuerzo.
– Caminá todo el recorrido a tu trabajo o parte de él.
– Hacé tus quehaceres domésticos a paso acelerado.
– Barré las hojas o hacé otro tipo de trabajo en el jardín.



Los beneficios de hacer ejercicio regularmente

– Disminuye el riesgo de tener una enfermedad del corazón, presión alta, osteoporosis, diabetes y obesidad.
– Mantiene las articulaciones, los tendones y los ligamentos flexibles, de modo que le es más fácil moverse.
– Reduce algunos de los efectos del envejecimiento, especialmente la incomodidad de la osteoartritis.
– Contribuye al bienestar mental y ayuda a tratar la depresión.
– Ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad.
– Aumenta su energía y resistencia.
– Ayuda a dormir mejor.
– Ayuda a mantener tu peso acelerando tu metabolismo, que es la velocidad con que la que quemás calorías.

Hacé del ejercicio un hábito

– Continuá haciéndolo a la misma hora cada día.
– Firmá un contrato comprometiéndote a vos mismo a hacer ejercicio.
– Anotá “citas para hacer ejercicio” en su calendario.
– Llevá un registro o un diario de tus actividades.
– Chequeá tu progreso. ¿Puedo caminar ahora una cierta distancia más rápido que cuando empecé? ¿O la velocidad de los latidos de tu corazón es más lenta ahora?
– Pedile a tu médico que le escriba una prescripción para su programa de ejercicio; tal como qué tipo de ejercicio tenés que hacer, con qué frecuencia y por cuánto tiempo tenés que hacerlo.
– Pensá también en inscribirte en un gimnasio. El costo les da a las personas incentivo para hacer ejercicio con regularidad.