martes, 22 de diciembre de 2015

El síndrome de apnea-hipopnea del sueño

El síndrome de apnea-hipopnea del sueño es el más frecuente de los trastornos respiratorios que se producen durante el sueño, ya que afecta a alrededor del 4 por ciento de los adultos.
Se caracteriza por episodios de suspensión de la respiración (apnea o hipoapnea), que pueden llegar a tener una duración de entre 9 y 90 seg (en caso de apnea severa o grave) y que pueden suceder varias veces mientras la persona está durmiendo Por lo general, la respiración vuelve a la normalidad, a veces con un ronquido fuerte o con un sonido parecido al que una persona hace cuando se atraganta (el ronquido en personas con apnea obstructiva del sueño es causado por el aire que trata de escurrirse a través de la vía respiratoria estrecha o bloqueada).La duración de las pausas puede variar entre unos pocos segundos a varios minutos


Existen, fundamentalmente, tres tipos de apnea:

  • La obstructiva es provocada por la relajación de los tejidos blandos de la parte posterior de la garganta o por la estrechez de ésta, lo cual bloquea el paso del aire. Esto ocasiona fuertes ronquidos, que si se continúan obstruyen completamente la vía y deteniendo el paso de aire totalmente. Es uno de los trastornos del sueño más frecuentes, pero se conoce desde hace sólo unos 30 años.
  • La central está causada porque el cerebro deja de enviar estímulo respiratorio durante cortos episodios de tiempo, lo que provoca irregularidades en la respiración. Se debe a que hay una disfunción de los centros respiratorios. Esta última es menos frecuente y se caracteriza por ausencia de señal respiratoria y ausencia de esfuerzo respiratorio.
  • Mixta: apnea que habitualmente comienza como central y termina con un componente obstructivo.
Algunos de los síntomas son:

  • Somnolencia excesiva durante el día debida a la mala calidad del sueño, que afecta la capacidad intelectual y al rendimiento, y puede ser causa de accidentes laborales y de circulación. Puede llegar a causar fatiga crónica.
  • Trastornos respiratorios
  • Trastornos cardiovasculares: hipertensión arterial, arritmias, angina de pecho e infarto de miocardio o cerebral. 
  • Trastornos psicológicos e intelectuales: dificultad de atención-concentración, depresión nerviosa y disminución de la líbido. También son frecuentes continuos cambios en el estado de ánimo, ansiedad, dolor de cabeza (sobre todo por la mañana) e irritabilidad.


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